Investigación

GEOSPELEOLOGÍA

ESTUDIOS DE CUEVAS EN ROCAS SILÍCEAS DEL GRUPO RORAIMA

Venezuela es privilegiada por poseer en el Escudo de Guayana, extensas áreas donde afloran rocas cuarcíferas de la unidad geológica conocida como Supergrupo Roraima de edad Precámbrico (Paleoproterozoico), ubicadas al sur del río Orinoco. Estas rocas clásicamente han sido consideradas como impermeables, esto determina la importancia de las cuevas que se abren en ellas, y su carácter casi excepcional. La primera exploración realizada por la SVE en cavernas de este tipo fue en 1976 a la meseta de Sarisariñama, donde se estudian las dos primeras cavidades del mundo con desarrollo mayor a un kilómetro, mostrando ser de gran magnitud y con todas las condiciones para ser planteadas como verdaderos fenómenos kársticos. En la década de los años 80 es cuando la SVE realizó las mayores exploraciones en cuevas de este tipo, abarcando casi toda la cuenca del río Caroní, así como del río Paragua en la meseta de Guaiquinima.

Si bien la mayoría de las cavidades tienen configuración de simas, con bocas amplias que permiten el ingreso de la luz hasta su fondo, muchas de ellas son totalmente oscuras con muy extensos pasajes horizontales o escalonados, a veces con galerías de morfología laberíntica. El sistema estudiado de manera más completa por la SVE es el de Aonda en Auyán-tepui. Fue explorado por primera vez en 1983 por la SVE, con varias exploraciones sucesivas también conjuntamente con grupos extranjeros, hasta alcanzar una profundidad máxima de -383 m, que la hace la cavidad más profunda del país. Su sistema incluye un río superficial que después de una cascada penetra completamente al subsuelo, diversas simas llegan hasta el nivel de circulación de las aguas a profundidades mayores de 250 m, hasta salir el agua del sistema a través de una cueva en la pared exterior del tepuy. En 2002 se estudio del Sistema Roraima Sur que alcanza un desarrollo totalmente interconectado de 10,8 km, en su momento la de mayor desarrollo del mundo en este tipo de rocas, inclusive mayor que la conocida Cueva del Guácharo.

Venezuela fue el país pionero en el estudio de cuevas en este tipo de rocas y precisamente por ello, diversos grupos de espeleólogos extranjeros han venido a Venezuela a realizar exploraciones conjuntas, entre ellos polacos, italianos, españoles, checos e ingleses, contribuyendo al conocimiento del subsuelo del país, así como en la amistad y cooperación internacional. Ya desde los años 80´s en Brasil, Sur África y Zimbabwe (África) se han descubierto cavidades kilométricas de este tipo y semejantes a las cuevas venezolanas. Además es importante resaltar, que Venezuela es el país con el mayor número de cuevas y desarrollo topografiado en esta categoría.

ESTUDIOS DE LA SVE EN ROCA CALIZA

Las cuevas clásicas se abren en roca caliza, incluyendo aquellas de la zona del kras o carso, entre Slovenia e Italia que es la localidad tipo mundial de los fenómenos kársticos. La caliza está compuesta de carbonato de calcio y es relativamente soluble por el agua que circula en el subsuelo proveniente de la lluvia y contentiva de CO2 en solución. Tanto en Venezuela como en todas partes del mundo, la mayor cantidad de cuevas se abre en este tipo de roca, y este patrón se refleja en el Catastro Espeleológico de Venezuela. Las cuevas desarrolladas en caliza se caracterizan por poseer espeleotemas, usualmente estalactitas, estalagmitas y coladas.

Geológicamente, en nuestro país la roca caliza predominante es de edad Cretácico, Aptiense-Albiense (100-120 millones de años –Ma-) correspondientes a la unidades del Grupo Cogollo en el occidente y la Formación El Cantil en Oriente, le siguen en importancia en formas kársticas, las formaciones Querecual y La Luna de edad Cretácico Tardío (70 a 90 Ma), en oriente y occidente, respectivamente. En tercer lugar las calizas del estado Falcón, correspondientes a la Formación Capadare de edad Mioceno medio (10 a 15 Ma) y a la Formación San Luis, del Oligoceno-Mioceno temprano (20-30 Ma). Pero también hay numerosas cuevas a lo largo y ancho del territorio al norte del río Orinoco, principalmente en las regiones montañosas, en otras unidades geológicas minoritarias. En Venezuela las cuevas en caliza se pueden describir en términos muy generalizados en: 1) Simas o cavidades con desarrollo preferentemente vertical, que predominan en la sierra de San Luis en el estado Falcón y en las montañas entre Caripe y Caripito en el estado Monagas. 2) Cavidades con desarrollo mayormente horizontal en casi todo el resto del país, principalmente en Perijá (Zulia) y Birongo (Miranda). La cueva con mayor desarrollo, hasta ahora explorada en Venezuela se encuentra en la sierra de Perijá, estado Zulia, en la cuenca del río Socuy, denominada Cueva El Samán con un desarrollo de18,2 km, y siguiendo en orden de extensión le sigue la cueva de El Guácharo en Caripe estado Monagas.

MINERALOGÍA

Las cavidades abiertas en roca caliza se desarrollan a partir del fenómeno de disolución de la roca calcárea, e igual pero en mucha menor medida también en aquellas cuevas abiertas en las rocas del Supergrupo Roraima en el sur de Venezuela. Por ello el agua tiende a cargarse en los mismos elementos químicos que disuelve de la roca y en condiciones apropiadas estos mismos compuestos químicos llegan a saturación y tienden a precipitarse dentro de las galerías. Estos depósitos químicos se denominan espeleotemas . Adicionalmente a los elementos químicos procedentes del mismo proceso de disolución de la roca, están aquéllos que provienen de otras fuentes como la descomposición del guano, ya sea de murciélagos o guácharos.

Desde principios de la década de los años 60´s se han realizado numerosos estudios en las espeleotemas venezolanas, resultando en la identificación de nueve grupos mineralógicos, a saber: Carbonatos (Calcita, aragonito, azurita, dolomita, magnesita, malaquita). Haluros (Halita). Nitratos (Nitrammita, sveita). Óxidos/hidróxidos (goethita, lithioforita, maghemita, ferro-hidrita, óxido-hidróxidos amorfos de Fe y Mn). Fosfatos (Ardealita, brucita, carbonato-apatito, carbonato-fluor-apatito, cloro-apatito, evanista, fluor-apatito, hydroxyapatito, leucofosfita, struvita, whithlockita). Silicatos (ópalo, calcedonia, allofano, palygorskita, sepiolita). Sulfatos (Aluminita, amonio-jarosita, bassanita, epsomita, yeso, hexahydrita, koktaita). Arseniatos (Mangano-berzelita). Orgánicos (Pigotita). Esta lista coloca a Venezuela en uno de los países donde se han identificado mayor diversidad de minerales diferentes en sus cuevas. Entre ellos se encuentra la sveita, que es un mineral nuevo para la ciencia (segundo mineral nuevo para Venezuela) y localizado en la cueva del cerro Autana.

En las cuevas en caliza, la calcita es el mineral más abundante en las espeleotemas, mientras que en las cuevas del Grupo Roraima, predominan las formas coralinoideas de ópalo, este último precipitado mayormente por fenómenos de biomineralización.


BIOESPELOLOGÍA

Paleontología

En las cuevas de Venezuela existen pocos registros de vertebrados fósiles, los que hasta el momento representan tres periodos de tiempo, el Holoceno, el Pleistoceno y el Mioceno. Estos yacimientos presentan cuatro posibles orígenes de formación: uno debido a la acción de animales depredadores (Cuevas de Quebrada Honda, Los Carraos, La Brújula, Cañón de Sorotamia, El Guácharo); otro debido a muerte accidental o natural, diferente a la acción de depredadores (Cuevas de Toromo, Los Huesos, Los Murciélagos, El Guácharo); también por el arrastre de los fósiles de la superficie al interior de las cuevas por la acción física del agua (Cueva del Zumbador, en parte); y fósiles que provienen del mismo material parental donde se desarrolla la cueva y que por la acción erosiva del agua los fósiles han quedado expuestos en las paredes de la misma y/o se desprendieron para formar parte de los sedimentos del cauce del río (Cueva del Zumbador, en parte).

Ecología y Biodiversidad

La fauna cavernícola de Venezuela resulta notable por su biomasa y diversidad. En el país existen cuevas con ambientes tanto eutróficos como oligotróficos. En las primeras son frecuentes colonias de miles de ejemplares de guácharos y quirópteros. Asociado a los depósitos de guano y semillas acumulados en dichas cuevas existen interesantes y muy diversas comunidades de vertebrados e invertebrados, con hasta más de 100 especies distintas en una sola cavidad. Este tipo de cuevas posee los más altos valores en biomasa y diversidad, a nivel mundial. La mayoría de los invertebrados son troglófilos (hasta el presente han sido descritas cerca de 400 especies distintas) y una proporción menor comprende más de 40 especies troglobias y stygobias (cavernícolas estrictos), aunque éstos últimos son predominantes en las cuevas o secciones de las mismas que son oligotróficas. Muchos taxa raros de arácnidos, crustáceos, colémbolos, coleópteros, o peces, son endémicos y relictos, algunos de ellos de antiguo origen y únicos representantes de sus respectivos grupos taxonómicos en el continente Sudamericano.

La fauna cavernícola de Venezuela posee también una alta diversidad debido a que las cuevas se desarrollan en distintas litologías y se distribuyen en varias regiones geográficas (cuevas en caliza -en el Norte del país-, cuevas en cuarcita -en los tepuys de Guayana-, cavidades anquihalinas -en la costa de Falcón-, etc.), con distintos climas y ambientes superficiales (predominan los karsts en selvas húmedas de montaña).

Los ambientes subterráneos tropicales ofrecen tan diversas situaciones que resultan de gran interés para comprender la colonización, diferenciación y especialización de formas de vida únicas y singulares. Su evolución subterránea permite testar hipótesis y modelos propuestos en ecología evolutiva. Y pueden permitir entender procesos ocurridos en el pasado en zonas templadas. A la vez son escenarios ideales para hallar altos niveles de endemicidad y/o nuevas especies. Lo que incrementa su aporte al conocimiento de la biodiversidad global del planeta.

Guácharos

Los guácharos (Caprimulgiformes, Steatornithidae, Steatornis caripensis Humboldt 1817) son las únicas aves frugívoras con hábitos nocturnos del mundo, valiéndose de la ecolocalización como mecanismo de navegación. Estas aves son propias del continente suramericano, donde habitan preferencialmente en cavernas y cañones ubicados en bosques húmedos tropicales, desde Bolivia hasta Trinidad. En Venezuela se encuentran en todas las regiones montañosas, inclusive en los tepuyes de la Guayana. Los guácharos utilizan las cuevas como lugar de refugio y sitio de reproducción. Para su alimentación realizan vuelos nocturnos al exterior con el objeto de obtener alimento, basado enteramente en pulpa de frutos de palmas, lauráceas y burseráceas. Por lo general, los guácharos construyen sus nidos en cornisas y salientes de roca que pueden estar ubicados en zonas completamente oscuras en el interior de las cavidades. En amplias galerías, y dado el comportamiento gregario de esta ave, pueden encontrarse colonias de varios millares de individuos, aunque también puede formar colonias de sólo decenas de pájaros. Algunos aspectos de la ecolocalización de los guácharos y su distribución en Venezuela están disponibles en los boletines Nº 36 y Nº 37.


ANTROPOESPELEOLOGIA

HISTORIA ESPELEOLÓGICA VENEZOLANA

En los últimas dos décadas la SVE ha desarrollado muchas investigaciones bibliográficas y documentales, a fin de dilucidar la historia de las visitas, exploraciones y estudios de la cuevas del país. De esto se destaca que desde las primeras navegaciones en las costas de Venezuela en los siglos XV y XVI pueden haberse avistado algunas de las cuevas marinas, si bien no se conocen escritos sobre esto. La primera visita documentada a una cueva corresponde a la entrada de Diego Ruiz de Vallejo en 1548 en una cavidad en las cercanías de Escuque (publicado en 1847). Para 1666 los misioneros capuchinos aragoneses penetran en la zona de Caripe y uno de ellos es José de Carabantes, quien por primera vez en una publicación presenta una breve descripción de la Cueva del Guácharo (publicada en 1666). En el siglo XVIII además de la cueva del Guácharo, se mencionan brevemente cuevas en las zonas de Aroa, Humocaro, Quíbor, Mérida y Margarita, así como algunos abrigos a las orillas del río Orinoco. En septiembre de 1799 ocurre la afamada visita de Alejandro de Humboldt y Aimee Bonpland a la cueva del Guácharo, con las publicaciones resultantes se dan a conocer al mundo las extraordinarias características de esta Cueva y la descripción científica del Steatornis caripensis, constituyéndose en la primera especie descrita para la ornitología venezolana.

En el siglo XIX, posteriormente a las guerras independentistas, resalta la obra de Agustín Codazzi con su detallada descripción, del actual sector turístico, de la Cueva del Guácharo. Sigue un notable ciclo de viajeros europeos, mayormente alemanes que dejan una gran secuela de conocimiento espeleológico, así como su documentación en cuadros. Entre otros figuran Antón Goering, Ferdinand Bellerman, Hermann Karsten y Wilhelm Sievers. A fines de siglo XIX resalta la figura del científico venezolano Vicente Marcano, quien visita cerca de 20 cuevas para fines de prospección de guano para ser utilizado como fertilizante, publicando con colegas franceses, fundamentales trabajos sobre el proceso de nitrificación de los suelos, basado en muestras colectadas en cuevas venezolanas.

En la primera mitad del siglo XX las referencias espeleológicas son principalmente aquéllas realizadas por antropólogos. En este periodo destaca la labor de Wagenaar de Hummelinck quien realiza una topografía de la Cueva del Piache, en el estado Nueva Esparta, que constituye una de las topografías más completas que precedieron al Catastro Espeleológico de Venezuela. En el año 1952 se funda la primera institución enteramente espeleológica, de la cual la SVE es su continuación con un nombre distinto.

En la última década la SVE ha coordinado un proyecto de recopilación de las relaciones del siglo XVI donde se mencionen cuevas, ya sean reales, imaginarias o mitológicas de todo el continente americano. Así, en las distintas obras generales previas sobre la historia de la espeleología en el mundo, solo se habían mencionado cerca de una decena de fuentes del siglo XVI para nuestro continente, mientras que en lo que va de la investigación, ya se han reunido y publicado 41 relaciones de Suramérica, 57 de Centro América (hasta el istmo de Tehuantepec) y 106 relaciones de Norteamérica. Todo ha sido una gran revelación, al mostrar la rica historia y creencias alrededor de las cuevas, en especial por las poblaciones indígenas, así como por el asombro de los europeos antes estas características geográficas.